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Categoría: Locales

Distintos juzgados del país están investigando una supuesta estafa telefónica realizada desde la cárcel de Villa María.
Por tal motivo se realizó un allanamiento en uno de los pabellones del establecimiento penitenciario ubicado en el barrio Belgrano de dicha localidad cordobesa, que fue ordenado por un juzgado de Buenos Aires.
El allanamiento no fue positivo; no encontraron los teléfonos que buscaban.
Por otra parte, según informa el medio Villa María Ya, desde la Justicia de Venado Tuerto también intervinieron pidiendo por un detenido, que sería el líder del grupo, porque quieren investigarlo por las estafas telefónicas que se harían desde la cárcel de Villa María en la provincia de Santa Fe, concretamente en la zona de la mencionada ciudad.
De esta forma, al menos dos juzgados están investigando lo que sucedía en la cárcel de Villa María en lo que hace a materia de estafas telefónicas.
Llegaron a la Unidad Penitenciaria porque los identificadores y las antenas donde rebotan las llamadas telefónicas permiten decir desde qué lugar se hicieron las llamadas, cada vez con más precisión. Llegaron a un pabellón en cuestión porque el silencio que había era abrumador. Era el silencio de una oficina, no de un pabellón de la cárcel.
Por otra parte, vale señalar que más allá de esta investigación por las supuestas estafas desde la cárcel de Villa María, hay un refuerzo en los controles para evitar que la presencia de teléfonos celulares de manera clandestina.
Lo lleva adelante un grupo que llaman Las Doce, integrado por doce mujeres superespecializadas y dotadas de elementos técnicos que permiten detectar los teléfonos celulares en los pabellones. Asimismo, en distintas provincias del país se está discutiendo si no facilitaría la situación de un detenido el hecho de que tengan celulares con el control necesario, como puede tener el de los teléfonos fijos.
Muchas personas se benefician, incluyendo a quienes proveen de teléfonos celulares a los presos, que de alguna manera los ingresan pese a que no está permitido. En el interior de la cárcel un Nokia 110 cuenta 80 mil pesos, en tanto que un celular con acceso a redes sociales como WhatsApp vale 150 mil pesos.