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La absolvieron este miércoles. La adolescente estuvo detenida por presenciar que su novio mató de 20 puñaladas a su papá. Un tribunal advirtió que los jueces de menores no tuvieron perspectiva de género al analizar su caso.
Milagros fue detenida con 16 años el 23 de diciembre de 2020 y estuvo presa hasta hoy en el Instituto de Asuntos Juveniles Femenino de Rosario. Tres días antes que perdiera la libertad su novio, Alejandro Romero de 19 años, se metió en su casa y asesinó de 20 puñaladas a su papá, Osmar Cazorla. "No sabía que el miedo te condenaba", lamentó Milagros al juez de Menores Javier Prado una semana después de su detención. Le dijo que estaba amenaza y que le tenía terror a su pareja. Después el juez penal Benjamín Revori la declaró culpable de coautoría del hecho y hasta la calificó de "mitómana y manipuladora" en un fallo.
Las abogadas Carolina Walker y Agustina Taboada apelaron en febrero y este miércoles la joven fue absuelta y liberada por el tribunal de jueces de la Cámara Penal Juan Pablo Lavini Rosset, Daniel Curik y Andrea Fernández con fuerte críticas al Ministerio Público de la Acusación y los juzgados de menores.
En el fallo el tribunal advierte la falta de perspectiva de género tanto en las investigaciones fiscales y durante las actuaciones en los juzgados. En la sentencia a la que accedió UNO Santa Fe, expresaron: "Los jueces (Prado y Revori) incumplieron la aplicación de las premisas normativas medulares previstas en la legislación de género y violencia familiar".
Por su parte Lavini Rosset expresó que la investigación del fiscal fue deficiente e incompleta. Y sobre el grado de culpabilidad atribuido a la menor de edad sostuvo que "la relación signada por la violencia de género impide afirmar con certeza que Milagros hubiese desplegado las conductas reprochadas". Por su parte Curik opinó que los jueces que actuaron "no visibilizaron la presencia de la variable de género, mostraron desinterés en los indicadores de violencia sobre la persona de la imputada y fueron indiferentes con el contexto de vulnerabilidad que atravesaba la misma".
"Los déficit -del proceso judicial- aquí denunciados impactaron finalmente en el cierre de una investigación incompleta”, sostuvo. El tribunal además expresó que los jueces, tanto el instructor como el sancionante, hicieron “valoraciones sesgadas hasta el extremo de otorgar utilidad cargosa a una prueba ilegalmente ingresada al juicio”.
Asimismo advirtieron “las consecuencias gravísimas que sumaron la falta -ocultamiento según la defensa- de comunicación del contenido completo del legajo o carpeta fiscal iniciada por el Ministerio Público de la Acusación al Juzgado de Menores así como la parcializada información efectuada desde ese organismo sobre las entrevistas a una testigo de interés decisivo para la investigación".
En este sentido el tribunal hizo lugar a la crítica de la defensa. Que nunca se investigó el hecho como lo que fue: un femicidio vinculado. Walker dijo a este medio: "El fallo habla de la responsabilidad del Estado en este caso, y la exhortación al poder legislativo para que reformule el código penal en casos de menores. Se ignoraron hasta convenciones internacionales. Además hace un llamado a todos los actores que intervinieron en este caso: la defensa pública, la fiscalía, los juzgados. Es hora que se aplique de verdad la perspectiva de género en toda la justicia de Santa Fe. Ahora vamos a ir por la reparación a Milagros".


El caso

Todo sucedió en la ciudad de Venado Tuerto. El autor del crimen, Alejandro Romero, se escondió detrás de la cortina de la ducha con un cuchillo de alrededor de 20 centímetros el 18 de diciembre de 2020 porque sabía que Osmar entraría al baño al llegar a su casa después de la primera mitad de la jornada laboral. Era la rutina. Milagros estaba sentada en la mesa de la cocina. Le pidió a su papá que no vaya al baño cuando entró al hogar y le ofreció mates. Si decía más temía que además asesinara a su mamá y a su hermano. Con 20 puñaladas, el joven mató al hombre, después de perseguirlo por el pasillo y el living con palabras de resentimiento y venganza.
A los tres días del asesinato dieron con Romero. Lo metieron preso y a Milagros también. Todo el tiempo que estuvo detenida fue a 150 kilómetros de Venado Tuerto, donde vivía con su familia. Su mamá, Analía, que es empleada doméstica, viajó para visitarla todos los fines de semana. Sostuvo su inocencia y pidió su libertad.
La primera vez que pudo hablar en detalle sobre lo que presenció fue el 23 de diciembre ante la fiscal extrapenal Silvina Casas donde había adelantado que no pudo hasta ese momento porque temía y luego detalló la secuencia del homicidio. En esa declaración a indagatoria le preguntaron a Milagros: "¿No se te ocurrió salir corriendo o pedir auxilio?". "No, porque estaba shockeada por lo que vi, le tenía miedo, porque vi cómo lo mató a mi papá", respondió. Según lo que explicó y que luego fue confirmado por dos psicólogas de la Universidad Nacional de Rosario, además le tenía temor a Alejandro porque desde que era novios la sometió a diferentes grados de violencia (psicológica, física, sexual y económica) y la tenía amenazada con que no hable.
"Si les contás los mato a todos", le había dicho luego de cada agresión durante el noviazgo y agregó: "No hablé y al final lo hizo igual". "Ahora es distinto porque me enteré que está en la cárcel", argumentó cuando le preguntaron por qué sí lo hacía en ese momento. Entre varias de las situaciones Milagros dijo que Alejandro la obligaba a darle dinero para comprar drogas y otras cosas. Empezó a vender maquillajes de distintas marcas de catálogos pero cuando no le alcanzaba le robaba plata a sus padres. Si no lo hacía la golpeaba, o le hacía cosas peores. Casas sostuvo que siga detenida sin ordenar otra medida. Su defensora pública, Gabriela del Castillo, no se opuso.
"No sabía que el miedo te condenaba", lamentó Milagros al juez de Menores Javier Prado una semana después de su declaración ante Casas. Lo dijo en una audiencia por Zoom, esta vez a pedido de Del Castillo. No en una cámara Gesell. Amplió los detalles del hecho.
"Mi cuerpo no reaccionaba, este chico me marcó la vida para siempre", recordó al contar sobre el momento del asesinato. Prado ordenó que siga presa al final de esa audiencia. Ninguna otra medida. Otros testimonios de amigos de Milagros declararon que la chica siempre estaba con moretones y marcas en su cuerpo.
Contó también que lo único que pudo hacer después de ver el primer puntazo sobre el cuello de su papá fue golpear la pared que da a la casa vecina. Buscó las llaves de la casa pero no las encontró. Después lo vio morir. Alejandro le dijo que le busque otra remera, que limpie sus huellas y le reiteró la amenaza contra el resto de su familia. "Agaché la cabeza y lo hice", explicó la adolescente. Luego se fueron caminando hasta la casa de un amigo de ella, y el homicida se fue. Minutos después la llamó su mamá para contarle lo que se había encontrado en su casa. Ese día Milagros le dijo a la policía que vio a su papá pasado el mediodía cuando volvió de trabajar, que lo abrazó, que era bueno, que era cariñoso, que eran muy apegados y que le pidió permiso para ir de un amigo.
La atribución delictiva fue realizada el 22 de diciembre de 2020 por la fiscal María Florencia Schiappa Pietra. En ese momento, la representante del Ministerio Público de la Acusación en Rosario señaló: "La hija adolescente del hombre fallecido podría haber tenido algún grado de participación en el ilícito, motivo por el cual dimos intervención a la Justicia de Menores” y agregó que “la menor y el imputado habrían tenido una relación sentimental”.
El 28 de abril de 2021 el fiscal Fernando Palmolelli solicitó la elevación a juicio de Milagros por la coautoría del homicidio de su padre. Se la acusó de brindarle "fortaleza de ánimo y seguridad" al autor del asesinato. Sobre las amenazas que recibió Milagros el fiscal dijo: "Se produjo antes de haberse cometido el hecho para que la misma no comentara nada sobre el particular y prestara colaboración en donde ella pudo evitar la realización del mismo, tenía un margen de autodeterminación que no utilizó y de esa manera evitar lo acaecido, como así también despejar todo temor de la amenaza realizada, dado que era evidente que una vez evitado el hecho se pondrían en funcionamiento las alarmas de prevención sobre su familia". Es decir que para el fiscal la adolescente de 16 años era culpable del asesinato de su padre por no enfrentarse sola a su novio violento que tenía un cuchillo en la mano.
El juez penal Benjamín Revori declaró el 20 de octubre de 2021 a la adolescente “penalmente responsable del delito de coautoría material de homicidio agravado por el vínculo''. Se basó en el siguiente razonamiento: “Si Milagros hubiera querido salvar la vida de su padre tenía capacidad y voluntad para sobreponerse a cualquier hipotética amenaza”, según se desprende de la resolución a la que accedió UNO Santa Fe. También la calificó de "mitómana y manipuladora". Estas valoraciones no fueron confirmadas por ningún especialista en psicología que haya actuado en la causa, cuyos diagnósticos fueron analizados por el mismo magistrado. En el fallo destaca el relato de una testigo (amiga de Romero) que dice que el evento criminal fue planificado por ambos. Descarta que los golpes a la pared hayan sido provocados por Milagros, sino por la misma víctima.
La defensora Del Castillo respondió en contra del fallo de Revori argumentando incorrecta calificación legal e interpretación de las declaraciones de la amiga de Romero, niegan que haya existido una coautoría y ausencia absoluta de perspectiva de género. Destacó que se descalificaron pruebas presentadas por la defensa como informes psicológicos realizados por dos profesionales a Milagros que dicen: "No existen indicadores de orden psíquico ni rasgos de personalidad ni en su historia de vida que sugieran decisiones en relación al hecho acontecido. El vínculo comenzado con el autor del hecho (mayor de edad) a los 15 años de Milagros, y rechazado por su padre, colocó a la joven en un círculo de manipulación y amenazas con violencia física, sexual y reiteradas amenazas de muerte hacia su familia si estas eran reveladas".
Por su parte, Alejandro Romero hoy está en prisión domiciliaria por una enfermedad terminal. Aún no fue condenado.

 

Por: Bárbara Favant - Uno Santa Fe