Fiscal federal de Venado Tuerto concretó 35 allanamientos para desbaratar asociación ilícita de 30 miembros, cuya jefatura le achacan a Mauro Novelino, detenido en Chubut por tres hechos de robo y con otras tres causas por comercio de estupefacientes en curso. Lucía Uberti, también investigada
Un preso oriundo de Venado Tuerto de alto perfil que purga condena en el penal de máxima seguridad de Rawson, en la provincia de Chubut, será acusado de comandar desde prisión una asociación ilícita con más de 30 integrantes, la mitad mujeres, dedicada al acopio de armas y venta de drogas ilegales. Entre los investigados están Mauro Novelino, un venadense con recorrido en las crónicas del crimen, y Lucía Uberti, la joven que se hizo conocida por una frase, “aplicale mafia”, al ser detenida como parte de una banda vinculada con Los Monos.
Su proveedor, según la investigación de la Fiscalía federal de Venado Tuerto, era un policía jubilado que vive en Córdoba, además de una DT de fútbol femenino que se encuentra detenida en la misma localidad y su hijo, quien ocupó el lugar de su madre cuando la mujer perdió el arresto domiciliario por asistir a un recital de cumbia y publicar fotos con el cantante.
La causa comenzó a ser investigada en 2021, cuando Mauro Nahuel Novelino, a quien acusarán de ser jefe de la banda, era novio de Lucía Estefanía Uberti, una joven que purga 20 años de prisión en la Unidad 5 de Rosario tras ser condenada por distintas balaceras contra edificios judiciales y domicilios de funcionarios públicos.
Durante la pesquisa se determinó que la pareja se dedicaba al comercio de estupefacientes, principalmente en Venado Tuerto, según las pericias realizadas en más de diez celulares secuestrados en lugares de detención. Uno de los teléfonos era utilizado por Novelino para organizar todas las maniobras.
Según las pericias, de ese celular se obtuvieron en sólo un mes más de 140 chat de Whatsapp, 35 mil archivos de audio y casi 600 de video. La mitad de esos chat refieren a distintos ilícitos vinculados al comercio de estupefacientes como la adquisición de precursores químicos, la elaboración de estupefacientes, el traslado y la distribución de la droga, además de la compra de armas y municiones.
La interpretación de las transcripciones telefónicas estuvo a cargo del fiscal federal de Venado Tuerto Javier Arzubi Calvo, quien determinó que la banda liderada por Novelino contaba con 31 integrantes (16 hombres y 15 mujeres) de los cuáles 13 miembros operaban desde su lugar de detención.
La pesquisa derivó este jueves en más de 35 allanamientos en siete Unidades Penitenciarias de Rosario, Coronda, Piñero, Córdoba, Ezeiza, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y Rawson, además de domicilios particulares en esas localidades y en la de Venado Tuerto.
Voceros del caso informaron que secuestraron material estupefaciente, precursores químicos, balanzas, teléfonos, papeles con anotaciones, máquinas para contar billetes, alrededor de tres millones de dinero en efectivo y otros elementos de interés para la causa.
Lucía y Nahuel
De las pericias telefónicas, un capítulo aparte merecen las comunicaciones intramuros entre Novelino y quien entonces era su novia, Lucía Uberti, que en sólo un mes llenaron 5200 páginas de transcripciones ya que se mantenían en contacto diario, en especial porque acostumbraban compartir la cena juntos por videoconferencia para combatir ese momento de soledad en compañía virtual, tanto por Whatsapp como por otras redes sociales como Snapchat y Facebook.
De allí se desprendió, según la investigación de la Justicia federal, que la pareja usaba de fachada un negocio de venta de ropa ubicado en Paraguay al 2600, del barrio Abasto de Rosario, al que se acercaban a pagar clientes que les compraban estupefacientes. Por temor a robos, la pareja había instalado en el local, denominado 24/7, cámaras de vigilancia que controlaban desde prisión a través de sus teléfonos.
Según el fiscal del caso, Lucía contaba con la colaboración de su familia. Su mamá, una hermana y su cuñado habrían prestado datos personales para figurar como titulares de vehículos adquiridos.
Carla y Nahuel
Más tarde, finalizada esa relación de pareja, a Novelino le atribuyen otro noviazgo con una chica de Venado Tuerto, con quien también habría sido socio de un local de indumentaria en esa localidad denominado Mambo Black, también utilizado como fachada para comercializar drogas según la investigación del fiscal Arzubi Calvo.
De acuerdo a la pesquisa, la joven visita semanalmente a Novelino en la cárcel chubutense y ambos “publican los mismos videos en Tik Tok”, una red social donde exhibieron los viajes en avión realizados por Carla además de grandes cantidades de dinero.
Según el fiscal, Carla era la encargada del local de indumentaria Mambo Black que vendía prendas de marca apócrifa.
Los proveedores
Según la investigación federal, el principal proveedor de material estupefaciente de la banda era un policía jubilado domiciliado en Córdoba capital y de una DT de fútbol femenino. Ambos se encargaban de enviarles precursores químicos, cocaína de máxima pureza, armas de fuego y municiones.
La mujer, Ingrid Florindo, recibió un premio como la mejor técnica de torneo de fútbol femenino. Purga una condena a seis años y nueve meses de prisión, junto a otras personas que simularon unas vacaciones familiares en febrero de 2020 para transportar más de 300 kilos de marihuana. Hasta el año pasado cumplía la pena con prisión domiciliaria, pero una salida nocturna terminó por quitarle ese beneficio. Es que la mujer posó junto al cantante de Cachumba, subió fotos y videos en redes sociales y no pudo justificar haber violado la prisión domiciliaria.
Más tarde, su hijo de 20 años ocupó su puesto como proveedor de Novelino. Según el fiscal, el convicto recibió un mensaje de texto del celular de Ingrid que decía: “La señora quedó en cana soy el hijo”.
A partir de ese momento, el joven recibió órdenes de su madre desde la cárcel cordobesa para continuar con la provisión de materiales y armas de fuego, ofreciéndole a Lucía y Nahuel mejoras en los precios con respecto al policía jubilado.
El jefe
Para el fiscal, Novelino mantenía conversaciones diarias con las 30 personas que estaban bajo su dirección, digitando y coordinando cada uno de los movimientos de la asociación ilícita. A modo de ejemplo, Arzubi Calvo detalló que “diariamente intercambiaba más de 500 mensajes de audio y video con cada uno de ellos”.
Agregó que el joven contaba con la colaboración de su familia. Dijo que en Venado Tuerto su hermana y su cuñado (quienes fueron detenidos con anterioridad a las medidas desarrolladas este jueves) con la colaboración de otra mujer llamada Romina G., eran quienes estiraban el material y organizaban la distribución, el cobro y el pago de los insumos. Todos esos pasos eran detallados e informados a Novelino, quien solicitaba imágenes que luego compartía con Lucía, mientras duró esa relación de noviazgo.
Entre las pericias telefónicas también descubrieron contactos con rosarinos agendados “Sicario 1”, “Sicario 2”, “Perrito sicario”, cuyo fin era “hacer un par de boletas”, según el fiscal, ya que en el intercambio de mensajes figuran menciones referidas a los precios de los homicidios y las amenazas.
Según la interpretación del fiscal, eran recibidos por Nadia y Santiago, quienes se ocupaban de toda la logística (marcar a las víctimas, sus domicilios, proveerlos de alojamiento, armas, vehículos, pago de viáticos, etc.), hechos que no lograron concretarse a partir de los mega operativos de este jueves.
Con sello propio
Según la investigación del fiscal federal, vendían cocaína pura y cortada. “A los ladrillos de cocaína les ponía como sellos una corona, las siglas L.N., por Lucía y Nahuel, o una tijera”, dependiendo del grado de pureza.
“En una oportunidad le solicitó a su hermana que sacara fotografías de los panes en proceso de secado y pusiera un cartel con su nombre y apellido, tanto él como Lucía compartieron esas fotos con quienes adquirían el material”, explicaron desde Fiscalía.
Diariamente Lucía y Nahuel intercambiaban mensajes referidos a la cantidad de material producido y vendido, las deudas a cobrar, los materiales a abonar, los vehículos que adquirían.
La primera detención de Novelino, oriundo de Venado Tuerto, fue por robos de baja escala vinculados al consumo problemático de drogas y luego de fugarse a pie de la comisaría de esa localidad, en abril de 2016 y con sólo 26 años, fue recapturado y trasladado a la cárcel de Piñero donde se relacionó con presos de alto perfil y terminó siendo investigado en tres causas federales por traficar estupefacientes desde la cárcel que aún continúan en trámite.