El Concejo Municipal y la Secretaría de Género y Derechos Humanos de Rosario, a través del Programa de Marcas de Memoria, en colaboración con el Museo de la Memoria, señalizaron la esquina de Oroño y Córdoba a 50 años de la desaparición y posterior asesinato de Ángel Enrique “Tacuarita” Brandazza. Ése fue el lugar donde el militante intentó escapar de los agentes de las fuerzas de seguridad que lo habían secuestrado. También se inauguró la señalética de memoria en la calle que lleva su nombre, ubicada entre Ovidio Lagos, Rodríguez, Amenábar y Fontezuela, en barrio Latinoamérica, y que recuerda al estudiante y militante del peronismo de base cuyo caso se convirtió en el más antiguo registrado por la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep).
En el acto central sobre bulevar Oroño se proyectó un video con testimonios, como el de su mamá Lorenza Cancela, quien fue una de las primeras madres en ir a golpear las puertas del II Cuerpo de Ejército, donde hoy funciona el Museo de la Memoria, para saber dónde estaba su hijo. También se escucharon las palabras de algunos de los que conformaron la Comisión Bicameral Investigadora de Santa Fe, en 1973, integrada por diputados y senadores, que reveló cómo lo secuestraron y quiénes eran los involucrados en su asesinato, aunque los responsables nunca fueron juzgados.
La actividad contó con la presencia de familiares, compañeras y compañeros de militancia, autoridades y organismos de derechos humanos. Su hermano Rubén recordó que el Concejo Municipal, en 1974, había votado colocar ahí un memorial y destacó que, casi 50 años después, se estaba cumpliendo. Su sobrina Laura habló de la larga lucha por justicia y la importancia de hacer memoria no sólo por “Tacuarita” y las desaparecidas y los desaparecidos de la última dictadura, sino también por los casos de violencia y represión en el presente. También agradecieron por el homenaje y a quienes desde siempre acompañaron a la familia en esa búsqueda.
Brandazza estaba esperando el colectivo el 28 de noviembre de 1972 cuando fue capturado por agentes de las policías provincial, federal y del II Cuerpo de Ejército, en la esquina de Saavedra y San Nicolás, y encerrado en el baúl del auto.
Mientras era trasladado logró abrir el maletero pero su intento de huida se vio frustrado. “¡Soy Brandazza, me secuestra la Policía!", contaron los testigos que gritó antes de que lo atraparan. Fue llevado a la Comisaría 5ª de la Policía de Santa Fe, situada entonces en Dorrego al 900 (hoy Dirección Provincial de Justicia Penal Juvenil), donde se lo sometió a torturas y vejaciones hasta su muerte; luego su cuerpo fue desaparecido, sentando el precedente de lo que se volvería una práctica sistemática durante el terrorismo de Estado a partir de 1976.
“Tacuarita”, como lo llamaban por su menuda y flexible complexión física, nació el 22 de mayo de 1949 en la ciudad bonaerense de Blaquier pero vivió casi toda su vida en Venado Tuerto, en el sur de Santa Fe. Llegó a Rosario para estudiar Ciencias Económicas y era empleado de un estudio contable. Comenzó a militar en la Unión de Estudiantes del Litoral, integrante de la Unión Nacional de Estudiantes, donde era conocido por su trabajo solidario y su compromiso con los barrios más humildes de la ciudad.