El detrás de escena del malambo en Pre Cosquín
Historias de pasión, compromiso y superación
El Pre Cosquín se lleva a cabo todos los años entre diciembre y enero desde 1972 en la ciudad cordobesa de Cosquín, donde se realiza el selectivo de bailarines de diferentes rubros de danzas y música folklórica de todas las provincias de Argentina en la Plaza Próspero Molina frente a un gran público presente y un prestigioso jurado. Los ganadores de cada rubro recibirán el glorioso premio de actuar en una de las 9 lunas de Aquí Cosquín con demás artistas reconocidos de nuestro país. Entre los diferentes rubros se encuentran: solista vocal, solista instrumental, pareja de baile tradicional, conjunto de baile folklórico, etc. y entre ellos, uno de los más esperados en la competición: el malambo, una de las tantas artes que deja al público sin aliento.
El malambo se bailó en la campaña de las regiones pampeana, central y norteña desde 1800 hasta 1920; algunos documentos admiten su práctica desde 1780 (…). Se trata de una forma única de danza que, debido a su gran difusión geográfica, idiosincrasia regional y el paso del tiempo adquirió dos estilos característicos de interpretación: “sureño” y “norteño”.
Actualmente se puede observar en los conjuntos de malambo, de los cuales tuve la suerte de deleitarme en el “pre”, que es un deporte de alto rendimiento en el que los artistas que lo bailan, además de ponerle su impronta, deberán tener una resistencia física equivalente a la de futbolistas de primera división manteniendo durante aproximadamente 4 minutos una cadencia que va creciendo por momentos y decreciendo por otros, pero llevando un ritmo que no se corta. Cada mudanza, alrededor de 15 en total, lleva una combinación de movimientos (técnicamente llamadas tripletes, chuecos, puntas, voleos, etc.) que son separados por un repique a toda potencia. Esos movimientos se conjugan y sincronizan entre compañeros creando un baile que deja estupefacto a los presentes, los cuales por momentos rompen el silencio de emoción con gritos como ¡fuerza! ¡dale! ¡bravo!
Cada malambista que pisa el formidable escenario de Cosquín en un estrepitoso zapateo sobre las magníficas tablas, lleva parte de su vida moldeando el talento otorgado por Dios. Esa capacidad, generalmente descubierta desde muy niños a través de curiosidades por la maravillosa danza, la trabajaron durante toda su vida para vivir esos efímeros momentos de gloria en los festivales más argentinos e importantes de nuestro país, donde la magia fluye arrastrando al bailarín a vivir un éxtasis. Llegar a pisar esas maderas no es asunto sencillo, no se llega de forma fácil, aquí el camino de rosas está muy lejos. Conlleva, en primer lugar, reconocer la pasión lo cual es la parte más simple ya que es algo que lo llevan como marcada a fuego siendo parte de su propia sangre. Se los puede observar zapateando en todo momento, frente a cualquier espejo, sentados en la espera del almuerzo e incluso en sus propios sueños. Otro punto fundamental es el compromiso en diversos ámbitos desde lo físico, económico y emocional. El cuerpo del malambista debe tener una preparación de resistencia, la cual en la mayoría de los casos suelen tener un entrenamiento especializado, alimentación saludable y acompañamiento psicológico. Son como tres puntas del triedro que debe funcionar en unión para que el cuerpo responda correctamente. El compromiso incluye dejar cosas de lado y manteniendo largas horas de ensayo, sin importar las diversas contingencias. En la formación del malambista es fundamental el logro de la superación, de lo contrario no sería posible llegar a la cúspide tan esperada. Rendirse no es una opción, cada presentación sirve para aprender e ir mejorando constantemente. Nunca se deja de aprender.
En estas noches de enero del Pre Cosquín la luna brilló sobre el escenario y entre los finalistas tuvimos el agrado de regocijarnos viendo bailar el malambo a dos grupos de grandes artistas de nuestra ciudad de Venado Tuerto: La Cuadrilla integrada por Mauro Rogers, Gabriel Isla, Franco Noguera (que reside en Firmat desde hace algunos años) y Matías Moreno de la localidad de San Jorge; y Ballet Renacer compuesto por Leonardo Correa, Adrián Correa, Daniel Correa y Jesús Lizaso, donde se batieron en un duelo artístico con los demás representantes de otras provincias. El orgullo de familiares y amigos se hizo notar desde los asientos de la emblemática Plaza Próspero Molina y también pegados a la pantalla de la transmisión en vivo para todo el país. Este combate de mudanzas y repiques finaliza cuando suenan las épicas campanas que anuncian a través de los locutores los flamantes ganadores. De esta manera queda una experiencia inolvidable para cada uno de ellos hasta que el destino los ubique en un próximo encuentro con nuevos zapateos que expresar, donde siga aflorando la pasión, se refuerce el compromiso y se manifieste la superación.
Nandi Serato