El piloto nacido en María Teresa, y que vivió en Venado Tuerto, y su chasista Oscar Lofeudo, fallecieron el 31 de julio de 1998 luego de un fuerte impacto con el guardarrail del viejo Autódromo de Rafaela.
Viernes 31 de julio de 1998. Era una clásica tarde teceísta donde se disputaban los entrenamientos, como de costumbre. El Autódromo de Rafaela transitaba las vísperas de la 10° ronda del Turismo Carretera. Pero nadie sabía que esa cita se terminaría rápido con el trágico accidente que sufrieron Raúl Petrich y Oscar Lofeudo a bordo de una Dodge en el veloz «óvalo».
Era la última tanda de ensayos de aquella jornada soleada. El piloto santafesino, que cumplía con su 61° presentación en el TC, sabía que algo andaba mal en su vehículo. Entonces lo subió a Lofeudo -chasista del equipo- para entender cuál era el problema de la unidad. Tan bueno fue el aporte de su copiloto que en ese mismo test saltaron del 40° al 12° puesto y palpitaban un gran fin de semana.
Sin embargo, el antiguo guardarrail del curvón sur les cortó la inspiración. Petrich impactó con él a 230 km/h aproximadamente y una de las hojas de esta «protección» se desprendió. De modo que atravesó al vehículo y a sus pasajeros. Lofeudo murió instantáneamente, mientras que Petrich siguió con vida hasta que lo trasladaron al Hospital Jaime Ferré de Rafaela, donde finalmente confirmaron su defunción.
El legado del accidente
El estado del Autódromo de Rafaela dejaba mucho que desear al momento del accidente. La última reforma había sido realizada en 1971 para recibir las 300 millas de Indy. Pero, desde entonces, no se había hecho ninguna obra.
Los pilotos, la comisión directiva de la ACTC y el cuerpo médico de la entidad llegaron a un acuerdo para cancelar la carrera. El calendario, por lo tanto, quedó conformado por 15 carreras en lugar de las 16 que solían correrse por aquellos años. Todo ello en señal de luto por la pérdida. Al circuito rafaelino se lo sometió a una serie de reformas a partir de esto. Lo más destacable fue la construcción de los muros de hormigón que conocemos hoy en día.
La historia de un luchador del TC
Raúl Petrich nació el 26 de junio de 1958 en la localidad de María Teresa. Pero durante mucho tiempo vivió en Venado Tuerto y generó cierto tipo de arraigo por esa ciudad. Como muchos pilotos -actuales y antiguos- Petrich se dedicaba al automovilismo por pura pasión y no por un rédito económico. Es más, en la ciudad donde estaba radicado se dedicaba a la venta mayorista de azúcar.
En la «máxima» corrió un total de 60 carreras desde su debut en Nueve de Julio (1988). El santafesino logró su mejor resultado el 10 de agosto de 1997 en Paraná, al terminar tercero en la Final por detrás de Juan María Traverso (Chevrolet) y Omar «Gurí» Martínez (Ford). Por si fuera poco, ese fue el primer podio del motor Cherokee en el TC. Petrich dejó este mundo como uno de los referentes de Dodge (nunca cambió de marca) más queridos por la gente en aquel momento. Tan siquiera habían transcurrido cuatro años del fallecimiento de Osvaldo Eduardo Morresi, que el TC lamentaba la pérdida de otro guerrero.