Aberturas Aluminar

Guillermo Coria ya había saboreado el éxito en Roland Garros como Junior y había estado muy cerca de dar el golpe en 2003, cuando pisó las semifinales después de eliminar al norteamericano André Agassi (luego perdió con el holandés Martin Verkerk). Sin embargo su carrera quedó marcada a fuego por la final en el polvo francés ante su compatriota Gastón Gaudio en 2004, tras estar dos sets arriba en la final.
En una entrevista con Alejandro Fantino para ESPN, Coria reveló: “Llegué a Roland Garros, entré al club y el de prensa me mandó a la sala más grande porque estaban todos los medios esperando a que fuera. La primera pregunta fue cómo me imaginaba festejando cuando ganara. No es excusa para nada, perdí por todo lo que se vio, pero hubo cosas que fueron pasando y no supe manejar”. Con apenas 22 años, el santafesino estaba en la cima del mundo.
“No tuve la humildad, los huevos y el coraje de decir ‘che, estoy cagado en las patas, tengo miedo’. El profesional no tiene que tener miedo a decir eso algunas veces”, fue la profunda reflexión que realizó el actual capitán argentino de Copa Davis, cargo que comparte justamente con su verdugo en aquella final.
Coria recordó que notó muy incómodo y nervioso a Gaudio el día anterior pero que él no supo abrirse. “El partido se fue dando rápido (ganó 6-0 y 6-3 los primeros dos sets) y eso me jugó un poquito en contra porque si hubiera sido palo a palo no tenía tiepo de pensar en cosas que no tenía que pensar. Y tenía el temor de acalambrarme. No supe manejar los nervios, empecé a sentir el calambre y no lo pude manejar”, expresó.
En tanto, admitió que ganar ese título era su gran anhelo: “Me dolió, me dio bronca, sufrí, pero pasó... y las cosas pasan por algo. Cuando todavía jugaba vi la final de nuevo y la analicé para aprender en qué me había equivocado. No me arrepiento de todas las cosas que hice”. De lo que no renegó nunca es de su forma de ser: “Siempre fui como fui, no cambiaba cuando se prendía la camarita roja. No era falso. Conozco a un montón de jugadores que se hacían los santitos y eran terribles guachos”.
El oriundo de Rufino compartió una apreciación final: “Perdí con Gaudio por no estar preparado mentalmente y no haber manejado las emociones. Perdí y me fue dando enseñanzas todo eso. Ahora trato de aplicar todo lo que me dio resultado y todo lo bueno que hice con lo que no mejoré y lo que me faltó”.