Aberturas Aluminar

El medio "Ambito" realizó un duro informe que tituló "La connivencia entre policías y narcos que jaqueó a Santa Fe durante 15 años". En el mismo se nombra a Venado Tuerto: "Las escuchas, de mayo de 2012, dejaban oír a Druetta avisándole a Actis que sería trasladado a la ciudad de Venado Tuerto y que podrían continuar desde esa sede con sus intereses en común". A continuación el informe completo publicado en el medio nacional antes mencionado.

La estructura de la policía santafesina que gerenciaba el narcotráfico bajo la modalidad de dejar vender a algunos a cambio de dinero y, sobre todo, de información para meter presos a otros; salió a la luz en el juicio en el cual el fiscal federal Federico Reynares Solari pidió 15 de prisión para el exoficial de Drogas Peligrosas de la Zona Sur de la provincia, Alejandro Druetta, por organizar con el narco Ignacio “Nacho” Actis Caporale un emprendimiento basado en ese patrón.
Las tropelías entre Actis Caporale y Druetta comenzaron en realidad en 2007 cuando el policía le encontró a “Nachito” unos cartones de LSD en la plaza Pringles de la ciudad de Rosario y le propuso que, para evitar la prisión, le aportara datos de otros dealers para meterlos presos. Ese vínculo se terminó en septiembre de 2012, cuando fueron detenidos los miembros de la banda de “Nacho”, excepto él que estuvo prófugo hasta 2016 cuando cayó a bordo de un Ford Fiesta en la largada de una carrera en el autódromo de Buenos Aires.
Druetta siguió ascendiendo. Llegó a ser jefe de Inteligencia de la ex Drogas Peligrosas de la provincia de Santa Fe y luego jefe de Contrainteligencia de la PDI, cargo del que fue apartado en 2018 acusado de confabular con Actis Caporale. Esa acusación se basaba en escuchas que sugerían que la relación entre “Nacho” y Druetta había seguido mientras el policía estaba a cargo de la brigada de Drogas Peligrosas de Villa Constitución, 55 kilómetros al sur de Rosario. Las escuchas, de mayo de 2012, dejaban oír a Druetta avisándole a Actis que sería trasladado a la ciudad de Venado Tuerto y que podrían continuar desde esa sede con sus intereses en común.
Preso, a la espera del juicio oral contra su banda, en 2019 Actis Caporale decidió declarar como arrepentido, figura que le permitiría mitigar su condena. Así, le puso nombre a cuatro o cinco “informantes de calle” y “llamadores anónimos” gracias a los que Druetta había realizado procedimientos exitosos contra narcotraficantes.

El pacto
Arrepentido, “Nachito” relató hechos en los cuales el informante había sido él, ya que en eso consistía el pacto que tenía con Druetta y el ex policía Juan Ángel Delmastro, antes condenado en asociación ilícita con la banda Los Monos. Si bien en esos procedimientos solía hallarse droga y varios terminaron con condenados, se trató de requisas ilegales que formaban parte del plan delictivo de Druetta para progresar en su carrera a partir de procedimientos falseados.
Las revelaciones de “Nacho” fueron corroboradas por los investigadores y resetearon las acusaciones contra Druetta. Así, ellos dos y Delmastro, llegaron a juicio como organizadores de tráfico de drogas. “Se comprobaron cinco procedimientos con falsedad ideológica en Rosario. Pero encontramos más, fuera de la ciudad, cuando estaba en Villa Constitución. Gente de esa zona relató en el juicio la misma historia que Actis: que Druetta les ofrecía trabajar para él a cambio de información. De ellos, uno que cumplió condena dijo que fue preso porque no quiso entregar a nadie”, recordó el fiscal.
La semana pasada, Reynares Solari pidió en su alegato de cierre 15 años de cárcel para Druetta, 12 para Delmastro y 12 para Actis, quien tal vez haya esperado un pedido de pena más bajo luego de declarar que el policía había sido su jefe. Sin embargo, si bien los fiscales consideraron que “Nacho” cumplió con su pacto de arrepentido, su labor al frente de la banda iba mucho más allá de la relación con Druetta.
Hacia 2010 el joven intentó aprovechar el traslado del policía a Constitución para abrirse un poco y para 2012, cuando terminó la sociedad investigada, Actis Caporale tenía seis o siete proveedores. Además, una de las acusaciones contra el policía, que proveía a “Nachito” de la droga para que vendiera, no se probó.
Pero más allá de la suerte de estos tres actores, que se conocerá en las próximas semanas, para el fiscal quedó claro que lo investigado da cuenta de una modalidad de gestión policial del narcotráfico, con varios “Druettas” y varios “Nachos”. Algunos testigos dijeron “que les pagaban a Druetta para que los dejara vender. Presumimos que el dinero era para la estructura”, sostuvo Reynares respecto de las pruebas colectadas, especialmente escuchas y charlas de Druetta con policías y hasta con funcionarios políticos y judiciales de esos tiempos.
¿Por qué no llegaron al banquillo los otros? Para el fiscal la razón más importante tiene que ver con el sistema penal federal y cómo se investiga. El modus operandi de Druetta era muy claro y constante para el fiscal: sus procedimientos nunca mostraban una investigación previa sino que siempre se iniciaban con una llamada anónima o una información de calle que desembocaba en el arresto de una persona con drogas.
“Al estar separadas las causas es más difícil notar este tipo de coincidencias. Faltaba una mirada global desde el Ministerio Público Fiscal que organice una estrategia unificada de persecución. En cambio, la investigación en la calle estaba en manos de la policía que mientras hacía su trabajo de persecución también regulaba la venta de drogas”, consideró Reynares.