El productor agropecuario detenido por el homicidio de Alex Campo, proviene de una familia dedicada desde hace décadas al comercio y a la actividad rural.
Rodolfo Sánchez, el hombre acusado de atropellar y matar a Alex Campo, de 16 años, pertenece a una familia dedicada al trabajo agropecuario y a la cría de caballos en una finca ubicada sobre la Ruta 205, en el barrio El Taladro de Cañuelas. Además eran propietarios de la estación de servicio en el mismo barrio.
En su establecimiento de Cañuelas, Rodolfo Sánchez se dedica a la cría de caballos árabes y anglo-normandos, recién el año pasado incorporó algunos vacunos, y era él quien realizaba los recorridos para controlar la hacienda, según informó InfoCañuelas.
Durante varios años compitió en endurance, una disciplina hípica de resistencia y estrategia en la que se deben recorrer entre 80 y 160 kilómetros en etapas, según la categoría, lo que le permitió competir en el mundial de Emiratos Árabes de 1998.
En 2018 la Federación Ecuestre organizó un evento en el que premió a Sánchez por haber sido uno de los pioneros de este deporte en Argentina.
Un allegado al productor contó que hace una década, durante un entrenamiento, sufrió un grave accidente que lo alejó de las competencias. “El caballo se le desbocó, Rodolfo quedó colgado del estribo, fue arrastrado varios metros y golpeó contra unos palos que estaban en la entrada al campo. Se golpeó la cabeza y se le dañó un brazo, que le quedó prácticamente inmovilizado”.
Además de la crianza de caballos para actividades hípicas, Sánchez es propietario de una agencia de lotería ubicada en la localidad bonaerense de Ezeiza. Es Viudo pero está en pareja, y tiene 3 hijos.
“Lo conozco de vista, pero no tengo trato porque no es una persona que se comunique mucho con los colegas. Lo tenía como un tipo tranquilo y razonable. Esto que ha pasado es inexplicable y no tiene ningún tipo de justificación” contó un productor de Cañuelas.
Por lo que averiguó un medio local, Rodolfo Sánchez no es socio de la Sociedad Rural local aunque sí lo fue es su padre, Pablo Sánchez.


Qué dijo en su indagatoria
Visiblemente desgastado por dos noches de encierro en una celda, el estanciero Rodolfo Pablo Sánchez declaró esta mañana en su indagatoria en la UFI N° 2 de Cañuelas por el delito del que se lo acusa: atropellar y matar a Alex Juan Campo, el joven de 16 años que cazaba liebres junto a sus hermanos en su campo a 5 kilómetros de la Ruta 205 en la localidad bonaerense. La calificación en su contra pedida por la fiscal Norma Pippo y el secretario Pablo Ober, validada por el juzgado de Garantías del caso, es de homicidio agravado por alevosía. La pena, si es que Sánchez es encontrado culpable: perpetua.
Las pruebas lo complican. La autopsia practicada al cuerpo habla de una muerte provocada por un shock hipovolémico tras un riñón que explotó ante un severo impacto, una fractura de cráneo con una herida en perfecta línea recta. Alex, militante del MTL de la zona, no murió por el arrastre, sino por el golpe mismo. El hábito de Sánchez por la velocidad está acreditado, con casi 75 mil pesos en multas impagas en territorio provincial. Los testimonios de los familiares de la víctima empeoraban más todavía el cuadro en su contra. Aseguraron que se negó a llamar a una ambulancia, que dijo que Alex “bien muerto está” tras atropellarlo.
Se esperaba que Sánchez se negara a declarar. Sin embargo, asistido por una abogada particular, el estanciero habló. Afirmó, básicamente, que su víctima no estaba cazando liebres, sino que le estaba robando.
El estanciero declaró que salía del campo de su padre, cercano al suyo, cuando vio a un grupo de jóvenes en su propiedad, que se llevaban a un ternero cada uno en brazos. Afirmó que les tocó bocina, que uno descartó el animal que supuestamente llevaba en brazos, mientras huía a un campo lindero. Dijo que iba a una velocidad de 10, 20 kilómetros por hora, ya que las vacas le bloqueaban el paso.
Luego, dijo que su víctima apareció de la nada, que intentó frenar de golpe pero no pudo, por el pasto mojado y el neumático gastado. Dijo que llamó al 911 y que pidió expresamente una ambulancia. Nunca descendió de su camioneta, dijo, mientras llegaban familiares de su víctima, según él, para amedrentarlo y que él mismo llevó a la Policía Bonaerense al lugar del hecho, que hasta temió por su vida.
Afirmó, también, que no tuvo ninguna intención de embestirlo. Habló de un vecino, al que supuestamente los jóvenes que estaban junto a Alex le golpearon y robaron, que serían cuatreros.
El giro es claro: según Sánchez, no tuvo alevosía al matar, ni siquiera intención, un homicidio culposo con una pena mucho menor que la que se prevé por la imputación actual. Pidió perdón a la familia en su discurso, dijo ser padre de familia él también.
Lo cierto es que los testimonios de los familiares lo contradicen. Los audios al 911 pueden ser recuperados. Un levantamiento de rastros en la ropa de la víctima o de los jóvenes que lo acompañaban podría detectar pelos de los supuestos terneros, por ejemplo. Un chequeo de antecedentes podría constatar o no las acusaciones de robo y cuatrerismo. La historia que contó Sánchez es similar a la que contó un amigo de él a un medio local con una pequeña diferencia: en el relato del amigo, el estanciero salía de “la casa", no mencionaba que regresaba del campo de su padre.
Los jóvenes que acompañaban a Alex hablaban de salir a cazar galgos. Los galgos, ausentes en el relato del estanciero, según reportes en la causa, estaban ahí.
La velocidad que declaró también se contradice con las heridas sufridas por Alex: las forenses las equipararon a las producidas “una caída de un quinto piso” o a “un impacto a, como mínimo, 50 kilómetros por hora".