El jefe de la policía de Santa Fe, Víctor Sarnaglia, anunció que pedirá licencia para presentarse ante la Justicia de Rosario luego ser sospechado de recibir coimas de un empresario, aliado de la organización narco Los Monos, que se dedica al juego clandestino en la provincia. Se trata de la misma causa en la que ya fueron detenidos los fiscales Patricio Serjal y Rubén Ponce Asahad.
“Presenté un pedido de licencia para poder defenderme”, fueron las breves palabras del jefe policial, que se hizo cargo de la fuerza en diciembre de 2019, con la llegada de Omar Perotti. Sarnaglia apareció mencionado en un documento como presunto receptor de sobornos para proteger al empresario Leonardo Peiti, un hombre vinculado al juego ilegal y que ya declaró haber pagado entre 4 y 5 mil dólares mensuales a Serjal y Ponce. El documento que ya fue aportado como prueba indica que Peiti pagaba coimas a una persona nombrada como “Sarna”.
“El jueves me voy a presentar ante un fiscal, le voy a pedir que me investigue y me voy a poner a su disposición. Y además le voy a aportar pruebas de que yo no pude haber hecho lo que dice la prensa que hice”, dijo al diario La Capital de Rosario. Desde el Ministerio de Seguridad comunicaron, por su parte, que quien reemplazará a Sarnaglia es Emilce Chimenti. La funcionaria ocupó la vacante tras la salida de Martín Musuruana, quien fue removido en medio de una investigación sobre el manejo de la fuerza en la Unidad Regional I.
En ese documento figura el sobrenombre “Sarna” al que el empresario le adjudica un monto de $10.000 por sala. Ese apodo podría hacer referencia a Sarnaglia. “Vamos a tener un gasto de 20 K por mes x sala. Se lo vamos a dar en 10 k por mes a cada comisario para que se lo reparta con los jefes de insp y orden y los otros 10 K por mes son para Sarna. Después también hay como otros 10 K por mes que serían los gastos de la federal, la fiscalía y otros Monos. En general cada sala tendría un gasto de 30 K por mes”, dice el documento que lo complica al jefe policial, reseñado por el diario rosarino.
Sarnaglia, que tuvo a su cargo la Tropa de Operaciones Especiales y de un par de unidades regionales, ya estaba retirado cuando lo designaron jefe de la Policía provincial. Dijo que pedía licencia para defenderse en “libertad” de las graves sospechas en su contra y a pesar de que hasta el momento no se lo había mencionado como sospechoso en la causa contra los fiscales Ponce y Serjal, detenidos a comienzos de mes, acusados de filtrar datos de investigaciones reservadas a una banda delictiva vinculada a “Los Monos” a cambio de coimas.
Se sospecha que Peiti controlaba unas 300 salas de juego ilegal en la provincia, un negocio que creció considerablemente debido al cierre de los casinos oficiales por la pandemia del coronavirus.
Ponce quedó detenido con prisión preventiva por 90 días, por los delitos de cohecho pasivo e incumplimiento de los deberes de funcionario público, mientras que un empleado suyo, Nelson Ugolini, quedó imputado en carácter de partícipe en el presunto cohecho, aunque quedó en libertad con restricciones por el plazo de 90 días y una caución de $4.982 dólares.
“Fue un plan delictivo que tenía por objetivo sacarle plata” a un capitalista del juego clandestino, dijo en su momento Matías Edery, uno de los cuatro fiscales que integraron el equipo acusador junto al fiscal Luis Schiappa Pietra, de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos y las fiscales Gisela Paolicelli y María Eugenia Iribarren.
Unos días después fue detenido el fiscal Serjal, imputado por los delitos de “cohecho pasivo (coimas), incumplimiento de los deberes, transmisión de datos reservados, omisión de persecución y peculado”. Ante la jueza Eleonora Verón, Serjal aseguró: “Nunca pedí dinero ni recibí absolutamente nada, al señor (señalado como quien pagaba las coimas, Leonardo) Peiti no lo conozco”. Además, reveló que a fines del año pasado su superior, el Fiscal General de la provincia de Santa Fe, Jorge Baclini, le habría pedido la renuncia por el “cambio de gobierno” y afirmó que le “quisieron hacer una cama” porque “evidentemente” lo quieren “sacar del medio”.