El chico, que está próximo a cumplir 21 años, no debutó en el club y se va con el pase en su poder; buscado desde Europa hace años y tapado constantemente, recalará en el Matador.
Boca parece mantener una línea. Si bien con Miguel Ángel Russo se le están dando oportunidades a varios juveniles (Maroni, Medina, Almendra, Varela y Obando y Capaldo), hay otros que continúan siendo liberados ante la falta de chances en primera división. Ahora es el caso de Manuel Roffo, el arquero de 20 años que es catalogado como promesa desde hace más de seis años y que ha atajado en las juveniles del seleccionado nacional: nuevamente muy tapado y con un contrato que finalizaba en junio, se fue con el pase en su poder para defender el arco de Tigre en la B Nacional.
Apenas fue considerado para ser suplente en esta etapa en la que Russo es técnico del xeneize en cinco oportunidades. Cuando Andrada estuvo lesionado en el arranque del ciclo y el titular fue Marcos Díaz, cuando lo incluyeron en el extenso banco de suplentes que permite la Copa Libertadores -ante Caracas- y ante el brote de contagios de coronavirus que sufrieron, entre otros, dos de los cuatro arqueros (fue el relevo de Agustín Rossi ante Libertad).
La gente que tiene mucho conocimiento del desempeño de los chicos que tiene Boca en sus divisiones menores se lamentan ante la salida del inexperto arquero. Es que, por un lado, Roffo ha llegado a ser buscado por enormes clubes del continente europeo cuando apenas tenía entre 15 y 16 años, pero su elección fue Boca, esperanzado de algún día ser considerado como se esperaba. Por otro, en la selección juvenil fue permanentemente una opción. De hecho, Fernando Batista lo puso como titular en el Mundial Sub-20 disputado en Polonia, en 2019, en el cual la albiceleste no pasó de octavos de final al perder con Mali.
Al mismo tiempo, es una decisión lógica tomada en conjunto. Es permanentemente tapado desde hace muchos años. Claro que los arqueros titulares son indiscutibles, como el propio Esteban Andrada. Sin embargo, en 2018, ante la lesión del mismo en su mandíbula, que lo dejó fuera de algunas etapas de aquella Copa Libertadores, Guillermo Barros Schelotto y Daniel Angelici decidieron incorporar al boliviano Carlos Lampe por sólo unos partidos. Tras aquello, la llegada de Gustavo Alfaro a la dirección técnica y la incorporación de Nicolás Burdisso (como director deportivo) no cambió la ecuación: la salida del suplente Rossi significó apostar al préstamo de Marcos Díaz, que un año y medio después se fue del club.
Ni que hablar en el momento actual, en el que ni siquiera puede ser el tercer arquero: Andrada sigue siendo el intocable, Rossi permanece en el plantel como suplente ante la falta de ofertas y Javier García arribó hace seis meses para, hasta el momento, sumar apenas un encuentro (frente a Claypole, por Copa Argentina). “En Boca no iba a atajar nunca y él fue consciente de eso. Por eso nos pusimos de acuerdo rápido, para que siga creciendo”, explican desde el Consejo de Fútbol.