Cinco localidades del sur santafesino buscan atraer a nuevos residentes. Se trata de Cafferata, Carmen, Labordeboy, Maggiolo y San Eduardo que, de la mano de una ONG que promueve una migración planificada hacia el interior, iniciaron el proceso de repoblación. Las comunas, ubicadas al sur de la provincia, esperan que alrededor de 100 nuevas familias se instalen antes de fin de año.
“Cada uno de estos pueblos tiene alrededor de 1500 habitantes. Son poblaciones que se vieron disminuidas y necesitan nuevos pobladores”, explica a LA NACION la directora de la fundación Es Vicis, Cintia Jaime. A su vez, añade: “Las comunidades están ansiosas de cubrir las faltantes que tienen”. El objetivo es conocer las necesidades que tiene el pueblo y buscar perfiles de migrantes que se ajusten a los requerimientos.
Este jueves, la ONG, junto al Centro Regional para el Desarrollo del Sur de Santa Fe, firmó un acuerdo de cooperación público-privada con las cinco comunas santafesinas para continuar los siguientes pasos del programa Bienvenidos a mi pueblo.
En 2019, con esta iniciativa llevaron adelante una prueba piloto en Colonia Belgrano (también en Santa Fe). En esa oportunidad, se instalaron a 15 familias en la localidad, que incrementó su población en un 10% e inauguró 23 nuevos negocios, lo que generó un aumento del empleo y del dinamismo de la economía local.
La selección de las localidades
Los cinco pueblos fueron elegidos de un total de 50 localidades que se anotaron para formar parte del programa. “Hay muchas comunidades interesadas en el sur de Santa Fe. Con estas cinco cerramos el primer acuerdo, porque vimos que están preparadas y muy encaminadas”, señala Jaime, y aclara que en cada uno de estos pueblos conformaron comisiones de apoyo, con más de 20 vecinos por grupo, para canalizar tres puntos claves: la bienvenida, el trabajo y la vivienda.
“Después de varios diálogos y talleres que tuvimos, vimos que estaban listos y que cumplían el proceso. Todo se dio bastante rápido, incluso en estas condiciones de pandemia”, asegura la directora de Es Vicis. Si bien ahora el proyecto está enfocado en afianzar estas cinco comunidades puntuales, desde la fundación continúan con la identificación de nuevas coordenadas para aplicar el programa.
Los perfiles más buscados
El próximo paso es realizar un estudio de mercado y mapeo para conocer las oportunidades laborales de cada pueblo. “Normalmente tenemos tres meses de mapeo intenso y después hacemos el listado de oportunidades, porque la gente antes de migrar lo primero que pregunta es de qué va a trabajar”, sostiene Jaime.
Si bien aún falta conocer los perfiles profesionales que se necesitan en las localidades santafesinas, Jaime anticipa: “En general, todos necesitan personas que trabajen en reparaciones y construcciones. Además, son requeridos los emprendedores, la producción de comida y todo lo que tiene que ver con desarrolladores de software”, describe. En este sentido, aclara que los cinco pueblos, además de una infraestructura educativa y de salud, también cuentan con buena conectividad. “Trabajadores a distancia o empleados con home office también pueden aplicar”, agrega.
“En los pueblos hay un montón de cosas que faltan, desde médicos, arquitectos, reparadores de electrodomésticos, carpinteros y peluqueros hasta cierto tipo de oficios que son demandados por empresas de la zona”.
Una vez que se definan las oportunidades de negocio concretas que brinda el lugar, que se estima será en agosto, se determinará a quiénes convocar para cubrir esas necesidades. “Ahí empieza verdaderamente la movida”, admite la ejecutiva. Si bien antes se solicitaba específicamente a familias migrantes, ahora el proceso es más abierto y admiten a personas solteras.
Respecto de las viviendas, parte del mapeo incluye la identificación de casas para alquilar y lotes para construir. “Tuvimos conversaciones con el Gobierno para generar un paquete migratorio completo y otorgar créditos y financiamiento”, destaca Jaime.
Beneficio mutuo
Desde la ONG insisten en que el beneficio no es solo para los migrantes, que ganan en tranquilidad y calidad de vida, sino también para la localidad, dado que nuevos habitantes y negocios permiten un desarrollo económico y un mayor consumo.
“Queremos que vengan muchos jóvenes, que se establezcan acá y que generen arraigo. También que vengan familias con chicos, que son los que llenan las escuelas y las plazas. Todo eso trae una revitalización que neutraliza el declive de estos pueblos”, considera Jaime. Aunque aclara que aún falta realizar los estudios de crecimiento habitacional y de oportunidades de negocio, estima que podrán instalarse alrededor de 500 migrantes en las cinco comunas.
Una vez que el candidato a migrar es seleccionado, la ONG brinda capacitaciones y acompaña al poblador durante tres meses en todo el proceso de mudanza.
“Cuando terminan las capacitaciones y las presentaciones, la persona se puede ir al pueblo de forma inmediata, porque ya sabe que tiene trabajo”, dice Jaime. El plan es generar un impacto del 10% en las localidades durante el primer año. Sin embargo, al tratarse de un “círculo virtuoso”, esperan que el crecimiento económico y social de cada uno de los pueblos aumente año tras año. “Es un proceso de acompañamiento a la comunidad, durante 36 meses, para asegurar una integración”, completa.
Por Catalina Bontempo - La Nación